16 de septiembre de 2021
Entrevista a Aída Rodríguez, Directora del Conservatorio Profesional de Música Arenas Albéniz
Veinticinco años han pasado desde que Mª del Carmen Ojeda, gran amante de la música, visionaria y Alma Máter de los Colegios Arenas impulsara, junto a su hija Aída Rodríguez, el que hoy es el único Conservatorio Privado Profesional de la Provincia de Las Palmas: “Arenas Albéniz”, integrado en el Colegio Arenas.
Se cumple un cuarto de siglo con la misma ilusión de antaño y sin perder de vista el objetivo para el que fue creado y que no es otro que ofrecer al panorama musical regional una educación artística de calidad que contribuya a elevar el nivel musical y cultural de nuestra Comunidad.
Nos adentramos en el Conservatorio de la mano de su directora Aída Rodríguez.
¿Cómo nace el Conservatorio Profesional de Música Arenas Albéniz?
Mi madre, Mª del Carmen Ojeda, era una apasionada de la música y con ella aprendí a amarla. Recuerdo, por ejemplo, que me llevaba a todos los conciertos del Teatro Pérez Galdós y esto contribuyó a mi afición, que se convirtió finalmente en mi profesión.
Comencé a estudiar en el Conservatorio, pero decidí continuar mis estudios fuera de España, ya que aquí en esos años la cultura musical era precaria. Junto a otras dos pianistas, iniciamos esta aventura siendo los pioneros en explorar la vida musical en la búsqueda de nuevos horizontes, en países con una gran cultura musical como Alemania, Suiza o Austria, entre otros. Nos fuimos a estudiar a Viena donde realizamos los estudios en la especialidad de Piano. En mi formación fue especialmente decisiva la influencia del profesor A. Geberovich.
Al volver a Canarias y tras años de docencia, se aprobó una ley que permitía a los Centros Privados impartir las enseñanzas oficiales regladas de música. Así nació el Conservatorio Integrado Profesional de Música “Arenas Albéniz”.
¿Cómo fueron sus comienzos?
Con el apoyo de mi madre, emprendimos este emocionante proyecto con gran ilusión, con el objetivo de crear un Conservatorio diferente, que elevara el nivel musical. Por eso, mi primer paso y mi afán fue buscar a los mejores profesionales que tuviera a mi alcance. Incorporamos al Proyecto músicos de talento como los profesionales que trajimos de Ucrania y de la Orquesta Filarmónica. Y así ha seguido siendo durante estos 25 años.
Mi meta era crear un Conservatorio de Calidad, con el mejor elenco de profesionales, para que el alumnado adquiriera una cultura musical importante, enriqueciendo su vida guiados por verdaderos artistas.
Posteriormente se convirtió en Fundación sin ánimo de lucro, apadrinada por Jerónimo Saavedra.
¿Cuál ha sido su desarrollo?
Comenzamos impartiendo gradualmente las Enseñanzas Elementales y Profesionales. Posteriormente, las de Iniciación. En estos años se han consolidado las especialidades de flauta y piano, debido a un mayor interés del alumnado por estos instrumentos. Con nosotros, el niño se acerca al instrumento desde los 4 años, que es cuando lo elije.
Estos últimos años hemos querido dar cabida a otro tipo de alumnado, el que toca de oído, introduciendo nuevas disciplinas como el Pop Rock, con varias especialidades: percusión, bajo y guitarra eléctrica.
Celebramos conciertos trimestrales y fomentamos la práctica y el contacto con el escenario desde pequeños para que los alumnos adquieran confianza, conozcan su progreso, manifiesten su deseo de expresión y de compartir sus logros con padres y compañeros.
En el Conservatorio formamos a pequeños y grandes artistas por medio de objetivos alcanzables y progresivos en su complejidad, y con criterios rigurosos.
Durante estos años han pasado grandes profesionales por las aulas del Conservatorio Profesional de Música Arenas Albéniz ¿puedes hablarnos de ello?
Sí, así es. Siempre buscamos grandes artistas que sean grandes docentes. Han pasado importantes profesionales que han contribuido a la excelencia de nuestro Conservatorio. Sin embargo, hay que destacar la presencia de una luz que marcó el antes y el después del Arenas Albéniz: Galyna Neporozhnya. Catedrática en Kiev, excelente profesional y mejor persona, iluminó a todos los que la conocimos y tuvimos la suerte de empaparnos de su sabiduría: alumnos, compañeros y profesionales.
Galyna transmitía una gran dimensión de la música, sabía que ésta era una experiencia espiritual. Contagió a todos con su cultura musical y la dimensión que el alumno alcanzaba en sus clases era irrepetible, provocando una conexión cada día mayor con ese mundo no material que nos desvela la música.
Otros grandes profesores han sido Snezhana Diankova, Jean-François Doumerc, Volodymir Kotenko, Svetoslav Koytchev, Assia Zlatkowa… En fin, aunque quisiera nombrarlos a todos, cada uno de los profesionales ha contribuido y contribuye en el presente impartiendo unas enseñanzas, que forjan para siempre la sensibilidad musical del alumno.
¿Y alumnos brillantes?
También tenemos alumnos brillantes: brillantes y constantes. ¡No sé qué es más importante! Sin constancia no brillan. En este caso, me gustaría nombrar a algunos alumnos que eligieron la música como su profesión, realizaron los estudios Superiores y han destacado en el mundo artístico: Tania Armesto, Sarabel Delgado, Gita Vata, Alejandro Cabrera, José Antonio Domínguez, Irina Neporozhnya y Hubertus Schade, entre otros.
Pero yo me siento igualmente orgullosa de los alumnos que están estudiando con nosotros en el presente y que demuestran, día tras día, su valía e interés por la música.
Un alumno valioso y destacado, para mí, es aquel que es capaz de ser constante y de alcanzar las metas propuestas. Estos alumnos, tras años de estudios, logran desarrollar grandes capacidades, convirtiéndose en verdaderos intérpretes.
¿Cuál ha sido el éxito del conservatorio para mantenerse vivo?
Mantenernos fiel a nuestra filosofía inicial; apostar por grandes profesionales, los mejores a nuestro alcance, que sepan guiar a los alumnos y llevarlos a una práctica instrumental excelente. Que se nutran de la cultura musical, y que les lleve a amar la música.
Nuestra misión es acompañar a nuestros alumnos en todo su proceso de formación y maduración personal.
¿Qué recuerdos tienes al mirar la vista atrás?
Veinticinco años dan para evocar muchos recuerdos: la calidad humana y profesional de los profesores que me han acompañado; mi madre asistiendo a los conciertos y haciendo un seguimiento de la enseñanza que impartíamos; la revolución silenciosa que trajo Galyna a nuestro Conservatorio…
¿Qué le pides al futuro?
Mantener un Conservatorio con los mismos principios con los que nació hace 25 años, avanzar en consolidar la cultura musical, conservar vivo el interés y la curiosidad por la música, y desarrollar la creatividad de los alumnos desde pequeños.
La música enriquece la vida de nuestros niños y jóvenes.